viernes, 31 de mayo de 2024

Vía alterna al paraíso 4X4

 

Para la celebración de nuestros cuarentaiséis años de amistad escogimos la finca El Frutal, emprendimiento lúdico de propiedad de uno de nuestros compañeros y amigos: Eliseo Rivera y su gentil como hacendosa esposa señora Maritza, a quienes damos gracias por su recibimiento y hospitalidad.

Nos imaginábamos que este solo era un lugar de descanso, de clima agradable, inmerso en la naturaleza tropical, camino a Mesitas del Colegio. Sin embargo, al llegar y estar aquí las palabras son insuficientes para describir sus paisajes y vistas espectaculares, la orgía de matas en flor, la sinfonía inconclusa de las multicolores y espectaculares aves, el placentero fresco de la brisa en la cara, los fecundos y perfumados cafetales, naranjales, platanales y otros tantos árboles frutales. De ahí el nombre de este pedacito de edén tropical.

Debe ser, seguramente, que por tal prodigio de flora, fauna y paisajística poética el ramal de acceso, una vez se deja la atafagada carretera principal, lleva por nombre: ‘Vía Alterna al Paraíso 4x4’. Vaya que lo es, ¡un paraíso!, porque, además, aquí, tanto los atardeceres como los anocheceres, amigos, son de impacto literario. Mejor, todavía, si uno los observa encaramado en algunas de las inmensas piedras al paso, desde la romántica terraza de la casa o los miradores de ensueño que hay por doquier.

Me imagino que, si nuestro novelista hubiese podido venir a este encuentro de Aeroamigos, de aquí no quisiese salir; menos ahora que, como me contó hace poco, retoca su siguiente novela que publicará pronto. Obra en la cual, hasta donde dejó entrever, es posible que rasgos y pericias de algunos de nosotros aparezcan de trasfigurada manera entre sus personajes de ficción y nostalgia social, incluidos los de Eliberto, quien voló a lontananza en las alas de Ícaro. Algunos de nosotros, si nos buscamos entre las páginas de esa novela… seguramente en varios renglones esquivos algo nuestro nos topemos, que solo nosotros interpretar o asociar podremos.

Aeroamigos, bajo este marco de naturaleza viva, permítanme hacer un sencillo homenaje a nuestro compañero y amigo José María Cuervo, así como a su invaluable y solidaria esposa la señora Yolanda Hernández, por estar a su lado cuidándolo, acompañándolo y amándolo como siempre. José atraviesa un complejo momento de salud, del cual sabemos y esperamos que se recupere pronto. También, sea esta la oportunidad para reconocerle a William Gordillo la ingente labor social que realiza a través de su fundación Nuevo Comienzo, con sede aquí en Mesitas del Colegio; siempre tendiéndoles la mano a los menos favorecidos. William, usted es un ejemplo digno de aplaudir y apoyar. Gracias por lo que hace y seguirá haciendo. Nos enorgullece, enaltece y representa, de verdad.

Fue una alborotada muchachada la que llegó a nuestra alma máter aquella mañana de marzo, ¡¡hace ya cuarentaiséis años!!, todos cargados con costalados de ilusiones personales y familiares. Allá nos formamos y obtuvimos herramientas para servirle al país y granjearnos un mejor futuro, más no por ello fácil. Unos y otros, presentes y ausentes, hoy por hoy con méritos y circunstancias de la vida que valen la pena resaltar o merecen nuestra solidaridad, según el caso, como los que he mencionado. Sabemos y en nuestros adentros a cada uno se lo reconocemos.

Aeroamigos, ¡brindemos por estos cuarentaiséis años de amistad! Enorgullezcámonos por cada uno de nosotros y por todos, ¡sin apenarnos por esas lágrimas de oro que veo y siento escapar a través de las ventanas de nuestras sexagenarias almas! ¡Brindemos ahora que, para llegar mientras podamos y adonde queramos ir, lo hacemos sin prisa ni asistencia alguna, la mayoría! Eso sí, todos con la satisfacción del deber cumplido, felices y fraternos, así cada vez nos toque coger, como en esta ocasión, tras dejar la transitada carretera principal de los afanes diarios, carreteables y placas huellas bucólicas y serenas como las que nos permitieron llegar a este inimaginable paraíso, en gracia llamado: El Frutal. 

Ahora quiero hablarles de la era que estamos pasando, por no decir ¡padeciendo!, en cuanto a la incidencia y manipulación que tienen las redes hercianas en nuestras vidas y entorno social.  Por favor, evitemos, en la medida de lo posible, que esa telaraña digital tan ajena nos enrede y adormezca el seso, confunda el pensamiento, trastoque los sentimientos, enemiste y domine nuestra voluntad en favor de extraños tenebrosos poderosos enconchados en sus fortines de cristal. Sé que es difícil apartarse de ellas e ignorar sus contagiosos como anodinos contenidos, gran parte ponzoñosos, falaces, cuando no letales. Por favor, procuremos pasar más tiempo y compartir con nuestras familias, los nietos y los amigos. Reunámonos, así sea solo para tomar un café de vez en cuando y dejar volar el invaluable cofre de nuestras experiencias y gratos recuerdos... o las anotaciones que a diario nos aparecen por horas de vuelo cumplidas o por las fatigas de material que ni siquiera con hueso duro parece posible remendar, como solía hacerlo Eduardo Yepes en los ochenta por allá en CATAM* con algunas láminas y estructuras de aeronaves más que trajinadas en el ‘Cielo azul de Colombia la grande’.

Miren, de no hacerlo ahora que todavía estamos en condiciones de hacerlo, mañana, tal vez… ¡sea tarde!

Del grupo de Aeroamigos, aunque somos más de setenta y en gran parte leemos los mensajes, pocos interactuamos… aunque sabemos y sentimos que todos estamos ahí, atentos a esa frase, párrafo, foto o video que uno que otro comparte. Pero la mayoría se abstiene de pronunciarse o de ir a la cita a tomar café y ‘tallar’ de lo que sea. Esto, queriéndolo o necesitándolo hacer. Pero, no, ¡callamos! Lo hacemos, quizá, como Enciso lo reitera en sus obras, por esa enfermedad que se expande indómita por el mundo: La nostalgia social que conlleva al enconamiento personal. Una y otra patología aún más fatales cuando quienes las abrigan en sus trajinadas almas transitan las doradas calendas de los sesenta… o algo más.

No, no dejemos que el grupo se desvanezca y hasta desaparezca. Son 46 años de amistad forjada en el calor del frío madrileño allá… en las rotondas, aulas, plaza de armas, pista y demás instalaciones de nuestra inmarcesible ESUFA**. No, no esperemos para reunirnos en un hospital entorno a las anunciadas o repentinas calamidades sanitarias de alguno de nosotros, o en un velorio, como ha pasado y cada vez más seguido. Encontrémonos de cuando en vez so pretexto de nada y sin agenda. Abracémonos en vida ahora que podemos, así nos toque coger la Vía Alterna al Paraíso 4x4… bonita vereda esta que nos trajo a la idílica finca de Eliseo y su amada esposa Maritza a disfrutar de sus paisajes y celebrar nuestro cuadragésimo sexto aniversario de habernos topado en el sinuoso camino de la vida.

Palabras leídas por Jorge Eduardo Bustos, celebración de los cuarentaiséis años de los Aeroamigos 52-22, 13 de abril de 2024, Mesitas del Colegio, Colombia.

 * CATAM: Comando Aéreo de Transporte Militar, ** ESUFA: Escuela Andrés M. Díaz, Fuerza Aérea de Colombia.

miércoles, 1 de mayo de 2024

Congoja

 


Hola, mi querido joven amigo virtual de letras (JAV); además, gestor y protagonista de una historia que involucra a cerca de trescientos artistas de los cinco continentes, en casi ciento diez países y más de setenta idiomas. Novela que pronto será noticiada… ¡eso espero!

Te cuento que me conmovió, ¡no te imaginas cuánto!, leer la obra póstuma que hace poco le publicaron al Nobel; la devoré en una sentada. Me produjo un sentimiento inmensurable del cual aún no me repongo... y tal vez nunca lo haga.

Pensarás que no es para tanto, conociéndote como creo conocerte… ¡en parte!

De pronto tengas razón, de pronto no; cada uno se rasca como puede, a su manera, gusto, según el sitio y tipo de piquiña.

En mi caso no sería para tanto de no ser por dos motivos correlacionados que inflaman esta congoja que me sollama el alma. El primero tiene que ver directamente con nuestro magno escritor. Él es uno de mis más significativos referentes literarios. Creo que, entre otros, de tanto leerlo algo me contagié. Aunque mis letras, ¿quién mejor que yo para decirlo?, tan solo son arañazos subcontinentales tan imperfectos como incorregibles.

Mira, JAV, desde joven tuve la suerte de toparme con las novelas de este genio de la literatura en las bibliotecas y en las que adquirí y que conservé por muchos años, hasta cuando se fueron quedando de trasteo en trasteo... o me tocó salir de ellas y de todas por cuestiones de convivencia familiar y el espacio que llegó a ocupar mi estantería personal.

Desde cuando encontré al más grande de los maestros del realismo mágico quedé atrapado en la red de su prosa rítmica. Única es su manera de escribir y contarle al mundo la compleja realidad social, específicamente, la padecida durante casi todo el siglo XX: la historia de ignominia social de un país condenado repetirla una y más veces, ¡cada vez peor! Narrativa fundada en la transfiguración literaria, tan cerca de la realidad que, hasta pica y produce roncha, roncha social que perdura hasta nuestros días.

Me cautivó desde cuando, en los setenta, leí su primera novela y a partir de ahí casi todas. Desde entonces, algo suyo se me pegó y quedó adentro. ¡Tal parece!

Bueno, pero volvamos al primer punto de mi congoja tras leer su novela póstuma, una de las pocas donde la protagonista es mujer; aunque la influencia y fuerza femenina en todas sus obras son tan exquisitas e interesantes como importantes. Precisamente, al sumergirme en estas postreras páginas, donde en efecto su huella literaria está presente, ¡indiscutible!, no solo me topé con su estilo y magia inimitables, también, fui herido en el corazón por el grito mudo y doloroso de un escritor en su afán de plasmar sus últimos grafos antes de ser devorado, o cuando lo estaba padeciendo, por el maldito silencio del olvido, los años idos y las vivencias disipadas, cual arcoíris en lontananza.

JAV, esa novela es bella, indiscutible, como todas las de aquel genio inmortal. Sin embargo, ahí quedó en evidencia la imposibilidad que se le presentó para lograrla apuntalar por completo, así como el precisar algunas frases e ideas que aparecen desvanecidas… en particular: ¡en el final!, que, sin embargo, es genial.

Estoy seguro, y me duele hondo, muy hondo, de que él no alcanzó a hilvanar la trama con el desenlace como tal vez lo ideó o quería…  como siempre lo hizo en sus otras tantas maravillosas obras.

Esto me duele, aunque creo, o quiero creer, que al percatarse de la inexorable imposibilidad de poderla concretar y darle un final contundente y cerrado, como nos tenía acostumbrados, optó (o le tocó) por dejarla así, abierta, escueta, para que sus lectores hilemos la trama con el final a nuestro gusto, parecer o consideración… mientras podamos. De todas maneras, incluso, así, esta novela es impactante, preciosa, mágica, atrapante.

Esta, pienso, fue la razón por la cual, mientras él pudo, impidió o postergó su publicación. ¡Me lo imagino! ¿Quién soy para opinar sobre estas cosas?

Te hablé de dos motivos de congoja. El primero, el que te acabo de esbozar sobre la novela inconclusa que le acaban de publicar a este heraldo literario universal. El segundo, algo de cuando en vez te he dejado entre líneas. Mira, mi querido JAV, aunque la mayoría de mis obras inéditas están casi listas para publicación, hay al menos tres proyectos en proceso. Están biches y no sé si alcance a terminarlas.

Mi congoja no es solo porque algo me impida concluir aquellas y publicarlas todas, sino porque, como lo siento en mis huesos y difusos recuerdos, al partir a lontananza o al escapárseme, más, el esquivo pensamiento y quedar a deriva, unas y otras las devore el polvo en la trastienda del descuido. Peor, todavía, que alguna de las inconclusas y que figuran en mis archivos como ‘en proceso’, o las inéditas, alguien algún día se las tope por ahí y le dé la ventolera de ‘ajustarlas’ y publicarlas. Terrible sería que, para hacerlas parecer concluidas y rentables, ¡les pegue remiendos de estropajo o les quite esto o aquello para volverlas mercancía!

¡Ni qué decir de las publicadas poco leídas en ‘La sociedad de la mentira’!

¿Entiendes, mi querido JAV, la doble esencia de esta congoja?

            Al partir yo o mis recuerdos, no se sabe cuándo ni qué primero: hoy, mañana o pasado, ¿quién sería el llamado a retocar las inconclusas y publicarlas junto con las que reposan en gaveta, además de terminar de llevar a cada biblioteca en el mundo, sobre todo a las más apartadas, al menos uno de mis ejemplares? Recuerda que escribo para ser leído.

            ¡¿Quién, si no tú?!

            Aunque, conociéndote como creo conocerte… ¡en parte!, de no poderlo o quererlo hacer, donde quiera sea que estés, ¡nada de nervios, muchacho! Además, nadie sabe que te digo JAV.

Por siempre amigos de letras.

Abrazo planetario desde mi cada vez más difuso Escondite Literario Tropical en las laderas andinas de oriente.