Para la celebración de nuestros cuarentaiséis años de amistad escogimos la finca El Frutal, emprendimiento lúdico de propiedad de uno de nuestros compañeros y amigos: Eliseo Rivera y su gentil como hacendosa esposa señora Maritza, a quienes damos gracias por su recibimiento y hospitalidad.
Nos imaginábamos
que este solo era un lugar de descanso, de clima agradable, inmerso en la
naturaleza tropical, camino a Mesitas del Colegio. Sin embargo, al llegar y
estar aquí las palabras son insuficientes para describir sus paisajes y vistas espectaculares,
la orgía de matas en flor, la sinfonía inconclusa de las multicolores y
espectaculares aves, el placentero fresco de la brisa en la cara, los fecundos
y perfumados cafetales, naranjales, platanales y otros tantos árboles frutales.
De ahí el nombre de este pedacito de edén tropical.
Debe ser,
seguramente, que por tal prodigio de flora, fauna y paisajística poética el
ramal de acceso, una vez se deja la atafagada carretera principal, lleva por
nombre: ‘Vía Alterna al Paraíso 4x4’. Vaya que lo es, ¡un paraíso!, porque, además,
aquí, tanto los atardeceres como los anocheceres, amigos, son de impacto literario.
Mejor, todavía, si uno los observa encaramado en algunas de las inmensas
piedras al paso, desde la romántica terraza de la casa o los miradores de
ensueño que hay por doquier.
Me imagino que, si
nuestro novelista hubiese podido venir a este encuentro de Aeroamigos, de aquí
no quisiese salir; menos ahora que, como me contó hace poco, retoca su
siguiente novela que publicará pronto. Obra en la cual, hasta donde dejó
entrever, es posible que rasgos y pericias de algunos de nosotros aparezcan de
trasfigurada manera entre sus personajes de ficción y nostalgia social, incluidos
los de Eliberto, quien voló a lontananza en las alas de Ícaro. Algunos de nosotros,
si nos buscamos entre las páginas de esa novela… seguramente en varios renglones
esquivos algo nuestro nos topemos, que solo nosotros interpretar o asociar
podremos.
Aeroamigos, bajo
este marco de naturaleza viva, permítanme hacer un sencillo homenaje a nuestro
compañero y amigo José María Cuervo, así como a su invaluable y solidaria
esposa la señora Yolanda Hernández, por estar a su lado cuidándolo,
acompañándolo y amándolo como siempre. José atraviesa un complejo momento de salud,
del cual sabemos y esperamos que se recupere pronto. También, sea esta la
oportunidad para reconocerle a William Gordillo la ingente labor social que
realiza a través de su fundación Nuevo Comienzo, con sede aquí en Mesitas del
Colegio; siempre tendiéndoles la mano a los menos favorecidos. William, usted
es un ejemplo digno de aplaudir y apoyar. Gracias por lo que hace y seguirá
haciendo. Nos enorgullece, enaltece y representa, de verdad.
Fue una alborotada
muchachada la que llegó a nuestra alma máter aquella mañana de marzo, ¡¡hace ya
cuarentaiséis años!!, todos cargados con costalados de ilusiones personales y
familiares. Allá nos formamos y obtuvimos herramientas para servirle al país y
granjearnos un mejor futuro, más no por ello fácil. Unos y otros, presentes y ausentes,
hoy por hoy con méritos y circunstancias de la vida que valen la pena resaltar
o merecen nuestra solidaridad, según el caso, como los que he mencionado. Sabemos
y en nuestros adentros a cada uno se lo reconocemos.
Aeroamigos, ¡brindemos por estos cuarentaiséis años de amistad! Enorgullezcámonos por cada uno de nosotros y por todos, ¡sin apenarnos por esas lágrimas de oro que veo y siento escapar a través de las ventanas de nuestras sexagenarias almas! ¡Brindemos ahora que, para llegar mientras podamos y adonde queramos ir, lo hacemos sin prisa ni asistencia alguna, la mayoría! Eso sí, todos con la satisfacción del deber cumplido, felices y fraternos, así cada vez nos toque coger, como en esta ocasión, tras dejar la transitada carretera principal de los afanes diarios, carreteables y placas huellas bucólicas y serenas como las que nos permitieron llegar a este inimaginable paraíso, en gracia llamado: El Frutal.
Ahora quiero hablarles
de la era que estamos pasando, por no decir ¡padeciendo!, en cuanto a la incidencia
y manipulación que tienen las redes hercianas en nuestras vidas y entorno
social. Por favor, evitemos, en la
medida de lo posible, que esa telaraña digital tan ajena nos enrede y adormezca
el seso, confunda el pensamiento, trastoque los sentimientos, enemiste y domine
nuestra voluntad en favor de extraños tenebrosos poderosos enconchados en sus
fortines de cristal. Sé que es difícil apartarse de ellas e ignorar sus
contagiosos como anodinos contenidos, gran parte ponzoñosos, falaces, cuando no
letales. Por favor, procuremos pasar más tiempo y compartir con nuestras familias,
los nietos y los amigos. Reunámonos, así sea solo para tomar un café de vez en
cuando y dejar volar el invaluable cofre de nuestras experiencias y gratos
recuerdos... o las anotaciones que a diario nos aparecen por horas de vuelo
cumplidas o por las fatigas de material que ni siquiera con hueso duro parece
posible remendar, como solía hacerlo Eduardo Yepes en los ochenta por allá en
CATAM* con algunas láminas y estructuras de aeronaves más que trajinadas en el
‘Cielo azul de Colombia la grande’.
Miren, de no hacerlo
ahora que todavía estamos en condiciones de hacerlo, mañana, tal vez… ¡sea
tarde!
Del grupo de Aeroamigos,
aunque somos más de setenta y en gran parte leemos los mensajes, pocos
interactuamos… aunque sabemos y sentimos que todos estamos ahí, atentos a esa
frase, párrafo, foto o video que uno que otro comparte. Pero la mayoría se
abstiene de pronunciarse o de ir a la cita a tomar café y ‘tallar’ de lo que sea.
Esto, queriéndolo o necesitándolo hacer. Pero, no, ¡callamos! Lo hacemos, quizá,
como Enciso lo reitera en sus obras, por esa enfermedad que se expande indómita
por el mundo: La nostalgia social que conlleva al enconamiento personal. Una y otra
patología aún más fatales cuando quienes las abrigan en sus trajinadas almas transitan
las doradas calendas de los sesenta… o algo más.
No, no dejemos que
el grupo se desvanezca y hasta desaparezca. Son 46 años de amistad forjada en
el calor del frío madrileño allá… en las rotondas, aulas, plaza de armas, pista
y demás instalaciones de nuestra inmarcesible ESUFA**. No, no esperemos para reunirnos
en un hospital entorno a las anunciadas o repentinas calamidades sanitarias de
alguno de nosotros, o en un velorio, como ha pasado y cada vez más seguido. Encontrémonos
de cuando en vez so pretexto de nada y sin agenda. Abracémonos en vida ahora
que podemos, así nos toque coger la Vía Alterna al Paraíso 4x4… bonita vereda esta
que nos trajo a la idílica finca de Eliseo y su amada esposa Maritza a
disfrutar de sus paisajes y celebrar nuestro cuadragésimo sexto aniversario de
habernos topado en el sinuoso camino de la vida.
Palabras leídas por Jorge Eduardo Bustos, celebración de los cuarentaiséis años de los Aeroamigos 52-22, 13 de abril de 2024, Mesitas del Colegio, Colombia.