domingo, 12 de abril de 2020

El frío del olvido

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(Fragmentos)

No. 1

"A las 5:55 de la mañana el párroco, con fruncido ceño, frente en alto, y enérgico, erguido y decidido paso, salió de la casa cural, directo a la de Bernardo Mencino. Al no encontrarlo, se fue para la de su concubina más frecuente, la señorita Juliana Gonzaga, en donde, en efecto, lo encontró. Él sabía que aquella macabra jugarreta no podía tener un autor diferente. Una vez frente a él; quien lo recibió en franela y calzoncillos, además, con una burlona sonrisa, mientras le preguntaba por “El Patas” que lo había visitado en la noche; seria, elocuente y pausadamente, sin entrar en razones y sin hacerle caso a su malintencionada y burlona actitud, le dijo:
—Bernardo Mencino, por su imperdonable ofensa..., la inexorable maldición del poderoso tres, la tríada de la desgracia, caerá sobre usted, sobre su círculo social hasta al menos su tercer nivel, y sobre toda su infeliz descendencia. Con letal y especial énfasis sobre los desventurados que lleguen a llevar su sangre, o que por cualquiera otra razón carguen el lastre de la demoníaca marca Mencino como primero o segundo apellido, o las dos cosas. Algo menos trágico, triste, dramático o acentuado, sobre aquellos descendientes suyos y, en especial, para tres de ellos, quienes, además de llevar su sangre, por alguna casualidad o capricho del destino, corran con la suerte de descargarse de tan fatal estigma como apellido… Tan solo uno de estos tres últimos —le enfatizó el sacerdote— ... tendrá, posible, más no seguro, el mérito para lavar la mancha de tan canalla afrenta. Pero, solo hasta cuando al menos transcurran treinta veces tres años, y en uno cuya suma de sus tres primeros dígitos sea tres, o múltiplo de tres; coincidente con su dígito final, que al restarle su anterior, vuelve al inicial; y por la época para cuando a la humanidad la visite el destructivo e inexorable pulso celestial…"

No. 2

"Valentino solo le comunicó la historia a Bermina, de forma fragmentaria. Lo hizo, ante su desilusión con Bernardo: su malogrado proyecto y sucesor político escogido, quien, de haberlo sabido, Valentino también lo tenía claro y se atormentaba por ello, no hubiera dudado un instante en descubrir, en poner en evidencia, en intentar apropiársela. O en apostar y dilapidar aquella hacienda patria que, según le dijo Valentino a Bermina, y por su conducto, años después a Gilda y a Olegario Arturo:
—Mientras se mantenga prístina y sin contagios de ambición, proveerá despacio y a tiempo lo necesario y vital para la sociedad. Quizá, tal vez, algunos piensen que tal riqueza así es inocua o medianamente productiva, frente al ingente potencial industrial que dispararía el crecimiento económico, para unos pocos. Sin embargo, si se le da ese mercantil curso, desencadenará la hecatombe social incontrolable de la sangrienta miseria y maluquencia nacional, azuzada por el odio fraternal y la codicia individual armada… que bien podrían prolongarse, de manera perenne y mutante, por todo el suelo patrio, y durante al menos tres veces doce generaciones nacionales... "

No. 3

"—Sí, sobrino, así es —le dijo, tomándole sus manos con cariño fraternal, percibiendo la inexorable llegada del postrer instante de su sobrino nieto—. Para colmo de nuestros pecados, el señor presidente Uribia Morales resultó ser pariente nuestro. Como tantos connacionales más, que ni nos imaginamos, casi todos de mala prosapia. ¡Qué gran calamidad nacional! Lo de la parentela con el presidente desde hace tiempo lo sospeché, tanto por el parecido físico entre nosotros, aunque él es un poco más blanco por línea materna, como por su taimado comportamiento y soberbia en sus acciones.  Además, la maldición del padre Sarmiento no solo se hizo efectiva durante su primer lapso, el cual está en proceso de culminación, sino que se va a repetir, y no solo a nivel de pueblo, en Oroguaní, ni afectando en exclusiva a los que carguen el Mencino de una u otra manera, o en alguna escondida parte del alma. Parece que lo hará, al menos por dos periodos más, de igual duración cada uno, dándole alcance a casi todos los connacionales, con o sin la tal marca aquella encima. Con solo ser habitante de este país y respirar su contaminado ambiente de miseria, es más que suficiente para ser objeto de la acción y contagio de la mandinga tríada que cabalga indómita en la nostalgia social que a todos nos afecta, sin lenitivo alguno a la vista que la contrarreste.
—Tío… —le dijo, comenzando a sentir dificultad para pensar y hablar—, lo del parentesco con Uribia Morales… algo así descubrí vagamente, no solo por algunas inferencias que alcancé a revisar, también por ciertos esquivos detalles que encontré en los borradores de sus memorias, así como en las cortas charlas que con él tuve en Palacio, hace poco… Sin embargo, no le di mayor importancia. Mi madre jamás me refirió algo así, tampoco aparece referencia alguna en el manuscrito de mi bisabuelo Bernardo… Tal vez ese lazo de sangre con él fue el que me impidió ejecutarlo en su momento… como se lo merecía, ¡y merece!, tío.
—Lo sé, Olegario Arturo. Pero, no te recrimines por eso. El que no lo hayas hecho obedeció a varios factores. El primero, a la acción de las custodias patrias, con Zoila Abigail a la cabeza, así como a los genes Mencino que te lo impidieron. Además, porque a Uribia Morales todavía le falta mucho daño por hacerle a esta atembada sociedad… como él dice: «camino a la hecatombe»."

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