jueves, 30 de junio de 2022

Promesa a Río Bravo

 

Mensaje a los estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica No.10,

Río Bravo, Tamaulipas, México,

con motivo del conversatorio durante la donación de novelas

para su biblioteca.



Que, ¿por qué mis nervios? Esta ocasión es para mí la antesala de la gala para la entrega del mejor de los galardones que amo y más valoro: ser leído por ustedes, jóvenes, quienes constituyen la principal razón por la cual escribo.

Discúlpenme si hablo primero de mí, ya encajarán el motivo. Provengo de un pueblito de ensueño ubicado en el centro de Colombia. Villorrio enmarcado y custodiado por un cerro mítico en forma de triángulo, desde donde se divisa el correr serpenteante y mágico del río de la patria. Este, tan similar al que corre bajo el puente internacional, allá a unos cuantos metros de donde ustedes están. Uno y otro son portentosos afluentes del Atlántico, cada cual cargando al lomo de su apresurado ímpetu parte de la historia de nuestras naciones, más que hermanas, socioculturalmente siamesas.

Estudié mis primeros años en un establecimiento algo parecido a este. En ese entonces llevaba el bucólico nombre de: Escuela Municipal Urbana de Varones San Agustín. Con el paso de los años y la reforma escolar se lo cambiaron para acuñarle el del fundador del municipio. Entonces, quedó como Institución Educativa Departamental Fray José Ledo.

Muchachos, además de su música, siento que nos une un sinfín de cosas, que intentaré plasmar en letras. Por ejemplo, que hay leyendas como la de los túneles de La Casa Amarilla, La Sauteña, amén de los espíritus de algunos intrépidos que intentaron cruzar el cauce del río en noches de luna llena, al compás distónico de aullidos lastimeros de coyotes escondidos en lontananza. De todo lo valioso resaltaré al más caro de los tesoros que ulula por doquiera… ese que atrapa y encanta a cuanto forastero, sensible o no, asome sus narices por esa llanura fértil y pletórica de contrastes, como haberlos, también, en mi Chaguaní del alma, donde nací.

Son incontables los baluartes que, por doquiera, con gritos de silencio eterno cuentan la historia, ¡la real!, de este icónico y norteño municipio tamaulipeco, a la vez que anuncian un futuro en imparable y apresurada construcción. Describiré y difundiré de manera breve, en líneas generales, al más grato y caro de sus tesoros, chamacos.

Me refiero a los simpares moradores, cuyo gentilicio se ajusta como botón a sayo: ¡riobravenses! Gente aguerrida y de una casta que lleva en sus genes el ímpetu del ‘Conde Sauto’: don Antonio Urízar. Por lo tanto, con ese halo en sus miradas de canela profundo, que un lector de historias, como lo debe ser todo escritor, encontrará, en cada una de estas, insumos suficientes para tejer infinidad de narraciones mágicas... Narrativa que ha de tener al personaje y protagonista universal de estos convulsos tiempos a nivel global: el habitante subcontinental. Personaje universal, no solo el de este municipio, antaño llamado Colombres, con la huella indeleble en su bronceada cara dejada por la contagiosa, incurable y cada vez más globalizada nostalgia social que apesadumbra al mundo.

Personaje universal de novela social que a diario por sus lares discurre, cuando no es por Cuauhtémoc, o por la Graciano Sánchez, es por la 5 de Mayo, la 27 de Febrero, la Mariano Abasolo, por el parque acuático La Garrapata... en fin, por donde quiera, haciéndose parte indeleble del paisaje municipal, de la geografía humana, tan del norte de Tamaulipas, como lo son, asimismo, la pegajosa zafra y esos exquisitos tamales de venado con salsa de chile serrano... ¡que qué delicia!

Pero, nada de lo anterior alimenta tanto el alma, ni agita la pluma, ¡y de qué gratificante manera!, como acaece al ingresar y sumergirse en la mar agitada de una escuela, como esta, la de ustedes, muchachos. Aquí, al igual que en toda institución educativa, la vida crepita y el corazón del foráneo palpita desbocado al respirar y untarse de la vitalidad y donaire de sus estudiantes, quienes constituyen el mayor de los tesoros municipales, del país y del mundo.

Que todos lo sepan, ¡que lo saben!, pero casi siempre, por esos egocentrismos que gobiernan la sinrazón de algunos mayores, esto se deja en la rancia gaveta de los peligrosos olvidos sociales. Cada uno de estos volantones en palpitante edad de formación y aprendizaje, con inmensas potencialidades emparejadas con sueños y esperanzas apostilladas en sus corazones, constituye un caudal incalculable para las siguientes generaciones humanas, ¡de haberlas!, si es que acaso lo permite la ambición desmedida de los mega poderes que a puño mal gobiernan el mundo. Esta muchachada es del presente el aval para el futuro, con mayor razón lo será si desde ahora hace de la lectura sana, y de por vida, su mejor costumbre inspiradora.

Alumnos que por su rol de aprendices del saber y del quehacer universales son delicado erario. Tesoro público que los mayores de este, y de todos los pueblos, en especial sus familiares, docentes, autoridades y ciudadanos, han de saber regar a diario, han de cuidar y orientar hacia su buen y sano florecer; hacia ese merecido y equitativo nuevo amanecer: ¡su futuro! El de ellos, que solo es de y para ellos. Puesto que sus mayores, por la razón que sea, suelen caminar lentos y trémulos hacia El frío del olvido, Con derrotero incierto, muchos de estos Enfermos del alma, como Marco Aurelio Mancipe y su iluminada muerte, tal vez por amar en silencio, esperando partir de igual forma, evocando el zumo del Matarratón, cuyas hojas verdes, para ahuyentar zancudos, queman al atardecer de los venados en El valle de las apariciones, fantasmal mundo en el que se vive ahora... ¡y quién sabe hasta cuándo!    

Te prometo, Río Bravo, Tamaulipas, México, que le contaré a cuantos estén a mi alcance... y a un poquito más, así tenga que gastar mis restos, del gran tesoro que descubrí en tus calles, y en especial en las aulas de la Escuela Secundaria Técnica No. 10, donde dejo para su biblioteca escolar dos de mis obras.

Con esto solo pretendo, además de ser leído, que es por lo que escribo, apalancar la formación académica y literaria de estos chamacos, amén de afianzar su capacidad de soñar y viajar leyendo hasta lugares que, de otra manera, quizá nunca pudiesen siquiera llegarse a imaginar.

Muchachos, me tope donde me tope, siempre estaré a su alcance, a un clic de distancia. Búsquenme, ahí estaré.

Mis agradecimientos especiales por hacer esto posible, amén de su colaboración prestada, para:

los directivos y docentes de la Escuela Técnica No. 10 de Río Bravo, México,

la licenciada Edith Hernández Villanueva de la Red Internacional de Autores por el Arte y la Educación

y el escritor, periodista y columnista internacional José Luis Ortiz, de España.

Disponible, también, en Revista Latina NC


domingo, 5 de junio de 2022

Abrir un libro, muchachos


Recuerda, muchacho, si bien es cierto que hoy el alboroto de la juventud rebosa tu existencia, también debes saber, o alguien te lo tiene que decir, ¡o repetir!, que, en especial tú, serás el responsable de tu futuro. Por lo que, entonces, a nadie has de señalar por el éxito o el fracaso que mañana alcances. Cosecharás de lo que hoy siembres en tu alma, y como lo hagas. Tu futuro se labra desde ahora, no esperes a mañana para comenzar su diseño. Para esto tienes al alcance algunas buenas herramientas, entre estas la lectura sana, la que enseña y deja huella, amén de divertir y alejar los malos pensamientos, así como los vicios de moda, los cuales, te lo aseguro, si no te alejas ahora de ellos, estos terminarán por hacerte más difícil el camino, cuando no es que oscurecerán tu destino.

¡Sí, te estoy hablando de la literatura!

Con este vicio sano, el de leer, y ojalá a la par con el de escribir, podrás esculpir el sendero por el cual trasegarán tus pasos.  Las voces de los autores que leas de chamaco, junto con las de tus maestros, sobre todo los exigentes, así como las de tus amados padres, por siempre incrustadas en lo más recóndito de tu alma, por antonomasia noble, en el momento preciso retumbarán, cual trompeta de mariachi, para guiarte por donde debe ser. Ya será cuestión de tu voluntad, disciplina y pertinencia hacerles caso o irte peña abajo. Tú, solo tú lo decides, y desde ya.      

Abrir un libro, muchacho, es entrar a un mundo mágico que construyó un autor, pero que solo el lector interpretará y vivirá a su manera, según su gusto, ingenio y expectativa.  

La voz del autor producirá o estimulará en ti sensibilidades afines a tus sentimientos. Incluso, te avivará aquellas pasiones que te traes a escondidas en lo profundo y más íntimo de tu ser. Estímulo que será capaz de sacar a la luz al escritor, artista o personaje universal que hay en ti… escondido allá en el fondo de tu ser esperando esa voz de aliento que le brinde confianza y anime a salir.  

También, cada vez que quieras hablar con un autor, tal vez en busca de un consejo, de una salida para una situación difícil, o simplemente para encontrar un momento de evasión de tu dura realidad, lo único que tienes que hacer es abrir las páginas de alguna de sus obras.  Te lo aseguro, ¡muchacho!, que en sus párrafos él te mostrará una salida, una respuesta que tú, según tus criterios, tomarás o dejarás.

Si te envicias con la lectura viajarás a costo bajo por lugares que de otra manera jamás conocerás. Andarás sin la necesidad de salir de casa, mucho menos sin correr los fatales riegos que implican otros tipos de viajes de oropel que se te ofrecerán por doquiera a lo largo de tu vida.

De ahora en adelante, muchacho, cuando necesites escuchar de nuevo mi voz, además de tenerme a tu disposición por siempre en cualquiera de mis novelas, relatos y narraciones de prosa poética colgadas en la red, y en esta que dejo en la biblioteca de tu escuela, búscame en la Internet, y en mí página: wrenciso.com. Ahí estaré a un clic de ti. Envíame un mensaje con tus inquietudes, dudas, planes... Mientras siga con vida te responderé, algo te diré, te lo prometo.

Mensaje a los estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica No. 9, Reynosa, Tamaulipas, México, con motivo del conversatorio durante la donación para su biblioteca de la novela  ‘El valle de las apariciones’.25 de mayo de 2022.

Relato disponible en Revista Latina NC